Cada una requiere un tratamiento específico
La fibrilación auricular (FA) se define en términos generales como un latido irregular del corazón, aunque esta afección va mucho más allá. De hecho, la FA se presenta bajo distintas formas y su plan de tratamiento, así como su pronóstico, dependerá del tipo de fibrilación que usted padezca.
Así pues, ¿qué es lo que diferencia a los tres tipos de FA? Dos factores principales son la duración y la frecuencia: es decir, cuánto dura cada episodio de FA y qué tipo de intervención es preciso adoptar para frenarla.
FA paroxística: cuando los problemas van y vienen
¿Tiene intervalos breves de palpitaciones? Quizá se haya dado cuenta de que su corazón se salta un latido de vez en cuando, pero no puede determinar un patrón exacto. Los episodios con un punto claro de inicio y de finalización responden a una FA paroxística, cuando las señales eléctricas anómalas y la frecuencia cardíaca acelerada empiezan de forma repentina y paran también súbitamente, sin que esté recibiendo ningún tratamiento.
La FA paroxística se suele detectar en las venas pulmonares de la cavidad superior izquierda del corazón y tiende a mostrar unos síntomas más apreciables que otros tipos de FA (esto se podría deber al hecho de que los síntomas uniformes acaban percibiéndose como normales y corrientes). En ocasiones, los síntomas duran unos minutos, pero a veces pueden durar hasta varios días. Una característica principal de este tipo de FA es que es impredecible.
FA persistente: cuando las irregularidades se mantienen, a menos que intervenga
Cuando la FA que padece dura más de una semana y continúa hasta que recibe tratamiento con medicamentos o una intervención quirúrgica, esto se conoce como «FA persistente». Para que la frecuencia y el ritmo cardíacos vuelvan a la normalidad, suele emplearse la cardioversión. Este tratamiento puede ser químico (administrado a través de una vía intravenosa) o puede aplicarse mediante una descarga eléctrica al corazón para que recupere su latido normal.
Los síntomas de la FA persistente son semejantes a los de la FA paroxística: palpitaciones cardíacas, pulso acelerado, mareo, fatiga, debilidad y falta de aliento, entre otras molestias. Los síntomas pueden volverse más frecuentes conforme avanza la enfermedad, aunque algunas personas no notarán ningún tipo de síntoma. Cuando es muy difícil controlar los síntomas, la ablación con catéter puede ser una buena opción: este procedimiento quirúrgico cauteriza determinadas vías eléctricas del tejido del corazón para recuperar las señales y puede ser sumamente eficaz.
FA persistente de larga duración: cuando no se puede corregir el ritmo cardíaco
Cuando la FA dura más de un año y no remite con tratamiento, se considera que se trata de una FA persistente de larga duración (también conocida como «FA permanente»). Este tipo de FA en estado avanzado puede ser mucho más difícil de tratar: los medicamentos, la cardioversión y la ablación con catéter a menudo no bastan para resolver el problema.
Evidentemente, este tipo permanente de FA puede ser difícil de gestionar. Puede notar los síntomas constantemente y, puesto que sabe que de momento no existe una cura para ello, su preocupación y estrés pueden aumentar hasta unos niveles poco saludables. La FA continua también puede causarle ansiedad y fatiga, y esto puede disminuir drásticamente su calidad de vida.
El origen puede determinar el tipo de FA
La FA suele ser un síntoma de otra enfermedad, por lo que averiguar cuál es la causa subyacente puede ayudarle a comprender qué tipo de FA padece y hacia dónde podría evolucionar.
Defecto estructural. Una causa frecuente de la FA son los problemas en las válvulas del corazón. Los dos tipos de trastornos de las válvulas —la insuficiencia valvular cardíaca y la estenosis valvular cardíaca— pueden provocar el agrandamiento del miocardio, lo que, a su vez, puede causar FA. La probabilidad de padecer una FA permanente es mayor si usted también sufre una valvulopatía.
FA secundaria. Muchas enfermedades que, aparentemente, no están relacionadas, pueden provocar arritmias cardíacas. Cuando se descubre que la causa de la FA que padece es otra enfermedad, esto se conoce como «FA secundaria». Las causas secundarias pueden incluir todo tipo de problemas, desde un ataque al corazón y otros problemas cardíacos hasta la apnea del sueño y el alcoholismo.
Este tipo de FA es el más frecuente en EE. UU., y a menudo va acompañada de otros problemas que surgen con la edad y con un estilo de vida poco saludable. La buena noticia es que el tratamiento de la enfermedad subyacente suele reducir o incluso eliminar la FA secundaria.
FA aislada. Cuando no se puede averiguar cuál es la causa de la FA, se denomina «FA aislada». Esto podría significar que, en realidad, se trata de una FA secundaria, cuyo origen no se ha tratado o también se podría producir de forma aislada independientemente de cualquier otro tipo de problema de salud. Conforme avanza la investigación de la FA, se van descubriendo más causas no tratadas y se registran menos diagnósticos de FA aislada, aunque sigue siendo un problema importante.
La FA aislada puede ser muy difícil de tratar. En muchos casos, los médicos comenzarán con técnicas mínimamente invasivas, como el tratamiento con medicamentos, y poco a poco irán avanzando hacia métodos más invasivos para controlar la irregularidad del ritmo cardíaco.
FA postoperatoria. No es infrecuente que, después de una cirugía cardíaca, reaparezca una FA. Durante la intervención quirúrgica pueden suceder muchas cosas que desencadenen el latido irregular del corazón, y determinados factores pueden tener un papel importante en la aparición de una FA postoperatoria, entre los cuales figuran los cambios hidroelectrolíticos, una EPOC preexistente, la edad y el sexo.
Desgraciadamente, este tipo de FA puede dificultar la recuperación y aumentar la posibilidad de sufrir un ictus, además de otras complicaciones. La buena noticia es que la comunidad médica se está centrando cada vez más en este tipo de FA y ha introducido nuevos protocolos clínicos para una mejor prevención y tratamiento.
Cuanto mejor comprenda la FA que padece, mejor podrá controlarla
La FA es una enfermedad progresiva: la FA paroxística podría convertirse fácilmente en una FA persistente o, con el paso de los años, en una de tipo permanente. Lo fundamental es tenerla controlada lo antes posible para mejorar su pronóstico, hacer todo lo necesario para observar detenidamente sus síntomas y establecer una comunicación fluida con su médico.
Es posible que usted solo no pueda eliminar totalmente un trastorno del ritmo cardíaco, pero el conocimiento es poder. Cuantas más cosas aprenda sobre cómo responden sus síntomas y cómo se define su enfermedad, mejor podrá proteger a su corazón durante los próximos años.