Puede que sea complicado identificar algunos síntomas, pero debe estar atento a las siguientes señales
Aunque solo el 1 % de la población en general es diagnosticada con fibrilación auricular (FA), el trastorno puede ser mucho más frecuente en las personas mayores de 65 años. Esto significa que el riesgo aumenta con el tiempo y, por ello, para evitar complicaciones graves como el ictus, debe saber cómo identificar la FA en una fase temprana.
¿Cuándo una sensación extraña amerita una revisión médica? Esa es una pregunta difícil de responder. Aunque todo caso de FA implica un fallo eléctrico en las aurículas del corazón, el trastorno puede afectar a distintas personas y de formas diferentes. La clave radica en determinar qué le parece a usted inusual y comprometerse a que le realicen una revisión en caso de que sienta cualquier molestia en el pecho o el corazón.
4 cambios leves que pueden sugerir graves problemas
Puede que no se perciban cambios llamativos en las etapas más tempranas, pero, a medida que la FA avanza, muchas personas empiezan a notar algunas sensaciones anómalas en el pecho. Lo que comienza como un leve aleteo aleatorio pronto podría volverse más frecuente, y la FA intermitente, o también denominada paroxística, podría llegar a derivar en una patología persistente o permanente.
El dolor de pecho es una indicación clara de que algo va mal, pero cuando se trata de la FA, no se trata del único síntoma al que hay que prestar atención. A continuación, se indican cuatro cambios a los que hay que estar atentos:
1. Un ritmo cardíaco acelerado. ¿Alguna vez ha sentido como si el corazón se le fuera a salir del pecho? Esta sensación es bastante habitual con el miedo o la emoción, pero también puede ser más que una mera reacción fisiológica natural.
Cuando el corazón sufre fibrilación, se envían demasiadas señales eléctricas a las aurículas, compitiendo por atravesar el nódulo AV, que es la vía de entrada a los ventrículos inferiores del corazón. Este desorden de las señales eléctricas puede provocar una frecuencia cardíaca rápida o un pulso errático que se acelera y ralentiza de manera alternativa.
2. Una sensación de aleteo. Sentir como si el corazón le diera un vuelco no tiene por qué preocuparle; de hecho, las palpitaciones son algo común, cuya causa puede que solo sea el miedo o un exceso de preocupación que provocan un "traspié" en el ritmo cardíaco. Sin embargo, cuando estos aleteos inusuales empiezan a tener lugar con más regularidad y de manera repentina, su corazón podría estar sufriendo FA.
3. Cansancio y agotamiento. Si el corazón no funciona correctamente, no puede proporcionar una cantidad apropiada de sangre oxigenada a los tejidos. Cuando el cuerpo no obtiene el oxígeno que necesita, las consecuencias habituales son el cansancio, la fatiga y el letargo.
El cansancio suele ir de la mano de un ritmo cardíaco acelerado: puede resultar físicamente agotador lidiar con un corazón que va a alta velocidad, sobre todo cuando entraña una respuesta a la adrenalina.
4. Opresión en el pecho. Se puede sentir constricción en el pecho por muchos motivos. Si la causa es la acidez estomacal, el malestar, aunque puede resultar frustrante, no suele ser demasiado perjudicial, y lo normal es que se alivie con un antiácido. Sin embargo, la FA también puede ocasionar una sensación de opresión en el pecho, así que preste atención a cualquier sensación de ardor que no desaparece.
Al igual que otras enfermedades, la FA puede provocar otras molestias a medida que avanza. Por ejemplo, podría empezar a sentirse aturdido o con dificultad para respirar sin ningún motivo. Cabe la posibilidad de que las actividades que alguna vez le resultaron fáciles ahora le parezcan agotadoras; incluso podría sentirse aturdido y cansado cuando se levanta por la mañana. Estos tipos de cambios en sus niveles de energía pueden ser más graves de lo que parecen.
¿Se trata realmente de FA?
Los síntomas de la FA son muy diversos. Algunas personas manifiestan aleteos esporádicos, mientras que otras se quejan de opresión en el pecho. Puede que note una palpitación repentina, pero para otra persona la sensación puede ser tan leve que pasa desapercibida. La conclusión es que la FA puede parecerse a otros trastornos, como:
Reflujo gástrico. La acidez estomacal que sube por el esófago provoca una sensación de ardor característica de este problema, incluso a veces puede llegar a causar mucho dolor. De hecho, algunas personas han confundido un caso grave de acidez estomacal con un ataque al corazón.
Hipertiroidismo. Una glándula tiroides que produce demasiada hormona tiroidea puede causar palpitaciones cardíacas, dificultad para respirar y una frecuencia cardíaca rápida. Esto puede derivar en una serie de sensaciones incómodas, como ansiedad e irritabilidad.
Un ataque de pánico. Los ataques de pánico o ansiedad suelen aparecer de repente, con una descarga de adrenalina que afecta a todo el cuerpo, provocando a veces una sensación de dolor u opresión en el pecho. Podría experimentar palpitaciones cardíacas y también podría sentirse aturdido.
Otras cardiopatías. La FA puede imitar a otras enfermedades, como la taquicardia y la arritmia sinusal. La insuficiencia cardíaca congestiva a menudo también se manifiesta con la FA. Cualquier síntoma persistente en el corazón o el pecho exige una revisión médica; solo un médico calificado puede realizar un diagnóstico preciso.
Diagnóstico de la FA
Aunque la FA puede confundirse con otras enfermedades, es mejor abordarla teniendo en cuenta un conjunto de síntomas en lugar de una única molestia. Además, si bien un cambio importante y repentino puede ser una señal de que existe un problema, los síntomas de la FA suelen manifestarse de forma cíclica, es decir, que puede notar un montón de síntomas y, después, no sentir nada durante un tiempo.
Para diagnosticar la FA, suele ser necesario realizar un electrocardiograma (EKG o ECG) para evaluar el ritmo cardíaco. Por norma general, los sensores pueden detectar irregularidades propias de la FA, pero solo si experimenta síntomas con frecuencia. La FA paroxística suele causar síntomas impredecibles y poco frecuentes. En estos casos, la mejor opción puede ser un monitor Holter; de hecho, un EKG de 10 minutos puede no detectar el problema, mientras que llevar un monitor durante 24 a 48 horas tiene más probabilidades de registrar el siguiente evento.
Si estas primeras pruebas no detectan un diagnóstico positivo de FA, hay otras pruebas disponibles. La clave es describir los síntomas de manera clara y completa, para que el médico pueda acotar las opciones y llegar a saber el motivo del malestar. Cuanto más preciso sea ahora, más exhaustivas y personalizadas podrán ser las pruebas desde el principio.